1 Pedro 1.1-12
El 15 de enero de 2009 despegó del Aeropuerto La Guardia en Nueva York el vuelo 1549 de US Airways. Mientras ascendía impactó una bandada de barnaclas canadienses, lo que ocasionó serios daños en los motores del avión. No hubo tiempo para maniobras, ni para regresar al aeropuerto, por lo que Chesley Sullenberger, piloto del avión, se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en el Río Hudson. Pensemos por un momento el sentido de inseguridad, desesperanza y terror que inundó a todas las personas que estaban en el avión. Fue un acto arriesgado, pero a la misma vez un acto de esperanza.
De la misma manera, en nuestras vidas nos enfrentamos a momentos de prueba. Ejemplo de ello lo fue el 2020, año que produjo inseguridad y temor en gran parte de nuestra sociedad. Vimos cómo todos/as fuimos afectados/as por las limitaciones que la pandemia trajo consigo. También de cómo miles de personas perdieron la batalla contra el Covid-19 y cómo tantos otros/as se vieron afectados emocionalmente hasta el punto de perder el deseo de vivir. Bien lo dijo el salmista cuando expresó que atravesaríamos por los valles de sombra de muerte. Sin embargo, podemos enfrentar la prueba en esperanza.
La esperanza nos hace ver el bien de Dios en medio de la prueba. Como iglesia somos testigo de ello. Esta esperanza nos impulsó a hacer la misión de manera diversa y a compartir con otros/as la esperanza que hallamos en Cristo en un tiempo de gran incertidumbre. Las redes, la radio, las conferencias telefónicas, las llamadas y mensajes de texto fueron esas herramientas que nos ayudaron en el quehacer de la misión.
Hoy, al mirar al futuro lo hacemos con ALEGRÍA, pues hemos sido testigos de la fidelidad de Dios. Lo hacemos con nuestra fe puesta en CRISTO, pues su enseñanza y testimonio son guía en nuestro caminar. Lo hacemos con ESPERANZA, pues sabemos que, por más grande que sea la prueba, siempre será “una leve y momentánea tribulación”.
¡Queremos que otros/as puedan saber esto! ¡Tenemos que compartir esta esperanza! Pues queremos que otros/as puedan vivir ALEGRES EN CRISTO, NUESTRA ESPERANZA. Es por lo que exhortamos a la iglesia a invitar a otros/as a la SEMANA SANTA. Los cultos presenciales serán los domingos 28 de marzo y 4 de abril y el viernes 2 de abril, todos a las 10:00am. Invita a otros/as, ora por tus invitados/as y separa sus espacios. Además, recuerda unirte a nuestra campaña de oración durante los días 21 al 27 de marzo.
Bendiciones,
Pastor Alberto
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