Hace un tiempo atrás, desde el Árbol de Navidad Viviente, nuestro coro cantaba un himno que refleja la vida de María. Su letra comenzaba así:
Tranquila transcurre mi vida,
Tan solo pensando en servirte Señor.
Mi esfuerzo estimo de poco valor.
Aun así, ruego ser digna de este honor.
María, cuya educación le inculcó la obediencia a la Ley de Dios, seguía la tradición judía. Durante su juventud, se podría decir que vivía una vida tranquila, una vida con deseos de servir al Señor. El anuncio del ángel a María le toma por sorpresa, y le cambia sus planes. A nosotros, la iglesia, este anuncio nos enseña la importancia de estar listos y listas para servir sin importar nuestras circunstancias. María, en su humanidad y cotidianidad, recibe su llamado de una manera especial. Ella decide servir y alabar al Señor. El himno del coro continúa diciendo:
Mi alma alaba, alaba al Señor,
Pues ha hecho maravillas.
María alaba, proclama que Dios hace maravillas y tiene la certeza de que nada hay imposible para Dios. Ella confiadamente afirma que está dispuesta a servir en la tarea para la cual Dios la ha seleccionado. Como iglesia, alabamos y glorificamos al Señor, pero ¿reconocemos las tareas para la cuales Dios nos llama? ¿Cómo nos aseguramos de que seguimos sus instrucciones?
Por otro lado, nuestro verso tema de adviento, Lucas 2:20, nos recuerda que, como iglesia, tenemos que crear urgencia y salir corriendo a las comunidades a decir lo que hemos visto, lo que hemos vivido, ¡a compartir el evangelio! Tenemos que ser iglesia para los demás y, aunque hemos hecho varios esfuerzos, todavía hay trabajo que realizar. Hay espacio para continuar saliendo del templo y servir de manera que podamos llegar a aquellos y aquellas que necesitan ver a Cristo.
El niño del pesebre nos invita a conectar con Él de manera que podamos escucharle, reflexionar en su anuncio y desarrollar un corazón dispuesto a atender las necesidades de otros. Al llegar al pesebre con la actitud de María y la urgencia de los pastores, te comprometes a estar en servicio, amar a otros y vivir una vida que predique el evangelio del Dios nacido en el pesebre. El Señor Jesús todavía está llamando siervas y siervos. ¿Aceptas Su llamado? Hoy es un buen día para que le digas al Señor “háblame” y que, al escucharle, tú puedas alabarle por sus maravillas, tal y como decía el himno del coro, y para que luego puedas claramente contestar “heme aquí”; “hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).
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