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Foto del escritorRvdo. Alberto J. Díaz Rivera

La Palabra de Dios: fuente de seguridad y vida


 

El paso del huracán Fiona ha reavivado el tema del proceso de la reconstrucción de Puerto Rico en un momento cuando aún se esperaba por un proceso de reconstrucción luego del paso del huracán María. La RAE define reconstrucción como el proceso de rehacer o volver a construir o como reproducir algo que ya ha pasado. Así pues, un proceso de reconstrucción en nuestro país significaría rehabilitar la red eléctrica, las instalaciones deportivas, las comunidades y los hogares con el fin de que la población tenga todo cuanto necesite y esté segura ante cualquier otro evento atmosférico, para así proteger su vida y la se los suyos.


La Palabra de Dios es la herramienta más importante para la reconstrucción de la vida del ser humano. En ella hallamos la dirección para la vida presente y la seguridad de la vida eterna. Ahora bien, al hablar de la palabra de Dios, debemos distinguir dos cosas: la palabra personal (logos), que es Jesucristo mismo, y la palabra inspirada o escrita. De esta manera, debemos afirmar que Jesús mismo es una fuente de seguridad para quienes creen en él. Él es la palabra personal de Aquel que manifestó su poder en la creación de todas las cosas. Sobre esto, Martín Lutero decía que Jesús es la palabra interna de Dios que refleja los pensamientos de su corazón. Pienso que, como afirmación a la seguridad que se haya en la palabra de Dios, el salmista trató de describirlo con la imagen del ave protectora en el salmo 91.


En nuestra tradición, la Biblia es el medio por el cual Dios ha transmitido el testimonio de su palabra viva, que es Cristo. La palabra inspirada o palabra escrita es el medio que el Espíritu Santo utiliza providencialmente para atraernos a Él, para que vivamos en comunión y tengamos su dirección. Los reformadores reconocieron la palabra escrita de Dios como una siempre poderosa, que conduce a la fe y a la conversión siempre que esté acompañada de la operación del Espíritu Santo. De esta manera, las Escrituras, como palabra de Dios, son un medio de gracia, pues nos conducen a Cristo; son la fuente principal de todo nuestro conocimiento acerca de Dios; nutre a los santos y actúa en la extensión de la iglesia. Esta es la razón por la cual Lutero afirmaba que toda reflexión teológica tiene que partir de la palabra de Dios.


El autor de la carta a los Hebreos también expresó que la palabra de Dios es viva y es eficaz. Es viva porque en ella hay resultados, y es eficaz porque recrea y reconstruye nuestra vida. Así pues, ante los eventos que han intentado destruir o han destruido nuestra vida, la palabra de Dios siempre será la herramienta divina para la reconstrucción de nuestras vidas.


Hagamos nuestras las palabras del himnólogo cuando expresó:


“Bellas palabras de vida, son las de Cristo Jesús;

Ellas alientan mi alma, dan fortaleza y luz.

Bellas palabras de vida, resplandecen en mi ser;

//Bellas palabras que nunca en mi vida había escuchado hasta hoy//”

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