Isaías 26: 1–4
En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá:
“Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.”
Este fragmento de canción lo encontramos en Isaías 26:1-4, un cántico que se entonaba con gran convicción a pesar de lo que atravesaba el pueblo. El pueblo cantaba mientras vivían exiliados en Babilonia, estaban fuera de su país, eran violentados, experimentaban angustias y grandes dificultades. Aun así, afirmaban: El mismo Dios preparó murallas y fortificaciones; estaremos a salvo, estaremos seguros; Él nunca nos faltará.
En medio del diario vivir, cuando enfrentemos la enfermedad, la tristeza, la frustración, el coraje y mucho más, recordemos que nuestros pensamientos y palabras deben afirmar lo que Dios hará. Las emociones del ser humano son cambiantes, por lo que nuestra mirada debe mantenerse firme en Dios, convencidos de que Él intervendrá y proveerá lo que nuestra vida necesita.
Sería bueno preguntarnos: ¿Qué letra tiene nuestra canción? ¿Qué mensaje tienen nuestras afirmaciones sobre lo que atravesamos? ¿Podemos encontrar en ellas fe?
Hoy, Dios nos invita a cantar diferente, no según nuestras circunstancias, sino según nuestra confianza en Él. Que nuestros labios siempre afirmen: “Tú eres mi ciudad fuerte, estoy a salvo. Tú eres la ciudad fuerte de mis hijos, de mi familia, de mi Iglesia; estarán a salvo. Tú me haces justicia y pones en mí tu paz”.
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